Ecuador entre un pasado oscuro y un presente incierto

Estos días de protesta deja un sabor a incertidumbre que, ante un momento económico difícil el Gobierno estuvo obligado a tomar decisiones drásticas que a muchos no gustó, decisiones no socializadas y que atentan a la normalidad del sector social más sensible del país, nadie se interesó por las medidas compensatorias como, el retiro de aranceles, la baja al ISD en un 2.5% en materias primas, la eliminación del impuesto de anticipo a la renta, y algunas más. Todo un país puso su atención en la eliminación del subsidio a los combustibles, tal vez porque lo lógico siempre ha sido pensar que, si “sube la gasolina, sube todo”

Las protestas no se hicieron esperar pasando de marchas pacíficas a lo que en los siguientes días vimos, espacios públicos destruidos, edificaciones incendiadas, personas heridas y hasta muertes, sin importar edades. Desde el inicio el Gobierno manejo el discurso de apertura al diálogo, pero nunca se abrieron los canales por posturas rígidas de parte y parte.

Al incrementarse la violencia, y el vandalismo quedaron expuestas las intenciones oscuras de correístas que, sin ningún pudor logran incendiar el edificio de la Contraloría General del Estado, mientras que en  varias cadenas nacionales y entrevistas al Presidente de la República se denuncia intentos de desestabilización del Gobierno por parte de asambleístas y esbirros de Correa, pero estas acusaciones no han sido probadas ni judicializadas que permitan a la Ministra de Gobierno salir a dar declaraciones de que han apresado a los agitadores como lo hicieron con un dirigente transportista.

Por otro lado, tenemos una Asamblea Nacional invisible, cobarde y oportunista que no ha emitido ningún pronunciamiento, todo esto muy contrario a lo que la historia siempre nos contó donde, veíamos a las fuerzas políticas que negociaban y planteaban posibles presidentes interinos, basándose en artilugios legales que les permitan lograr el poder sin pasar por elecciones. No sé si recuerden, que hace pocos meses está vigente el acuerdo nacional, que contrajo varias componendas entre, el Gobierno, CREO y Social Cristianos, un acuerdo muy conveniente para esta época y posiblemente la base que hoy sostiene a un presidente que no goza de la confianza de un país.

También debemos analizar la posible ruptura institucional del Estado, y la mayoría se preguntará, ¿qué hacemos sin Moreno? ¿quién vendría? ¿a dónde vamos? o peor aún ¿a dónde regresamos? Tal vez al pasado oscuro de corrupción, abusos, prepotencia y odio entre ecuatorianos que, se disfraza de gestión derrochadora que conquista a los pobres del país. En tal caso los caminos están trazados, aquí existe un solo perdedor y ese es el Ecuador, de ahí la necesidad de que surja nuevos liderazgos y una tercera línea política. Ojalá liderado por jóvenes no contaminados de la vieja escuela y con firmes convicciones que no se corrompan por la ambición y el poder.

Ing. Víctor Melo

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